Se trata de una buena medida, siempre que se elija uno adecuado
Hemos aprendido la importancia de lavarnos las manos con frecuencia. La cuestión es que no siempre tenemos la posibilidad de tener a nuestro alcance agua y jabón; de ahí la trascendencia de llevar en el bolso, el coche o la mochila un gel desinfectante de bolsillo.
Podemos enfrentarnos a multitud de situaciones que contaminan o ensucian las manos, desde manejar dinero, repostar gasolina o en general cualquier tipo de incidencia; o por el contrario necesitar desinfectar nuestras manos por ejemplo para tomar algo mientras vamos por la calle y decidimos picar algo de comer. La cuestión es entonces si el gel desinfectante de manos que utilicemos es realmente efectivo o no.
Cómo distinguir un gel bueno de uno malo
El primer paso es tener claro que no es lo mismo un gel bactericida que uno virucida. Evidentemente el virucida nos va a proteger más, aunque es cierto que para repeler las bacterias y los gérmenes un gel desinfectante antibacteriano debería ser suficiente en el día a día. Se trata de geles que contienen una parte importante de alcohol que no pueden hacer frente a un virus pero sí a las bacterias.
Si nos fijamos en los ingredientes y observamos que tiene etanol, entonces sí debería ser eficaz contra los virus clínicamente más relevantes.
Por estas razones hemos de mirar la etiqueta del gel hidroalcohólico antes de comprarlo en función del uso que queramos darle. Aquí es interesante tener siempre como referente la farmacia. Un detalle de provecho es comprobar si el fabricante incluye en su etiquetado el número de referencia de la AEMPS (Agencia Evaluadora de Medicamentos y Productos Sanitarios), que es un aval de calidad que certifica el Ministerio de Sanidad.
Cuidado con utilizar este tipo de geles de forma compulsiva
Abusar de geles hidroalcohólicos puede producir también una sequedad en la piel, pudiendo llegar en casos de mayor abuso a producir irritación. Por tanto, si se necesita recurrir a ellos con frecuencia es trascendental hidratar las manos al final del día con una buena crema.
Hay que desconfiar de los geles que no incluyen sus ingredientes en el etiquetado y recordar que no siempre es necesario rascarse el bolsillo. Se pueden encontrar marcas low cost que sí cumplen con los requisitos y se logran localizar incluso en alguna cadena de supermercados.
